12 noviembre 2011

Poesia, Cemento y Árboles. (Un espacio sin Ti)

Son las 6 de la tarde de un viernes cualquiera, tengo una cita con una chica más tarde pero aún hay tiempo para el aseo y par seleccionar el vestuario para esa noche, sin duda será excelente, baile, besos y quizá algo más. Manejo tranquilamente hasta doblar en la esquina de mi casa y noto un auto extraño, no es del vecindario, 2 tipos dentro de ese vehículo, mal encarados pero los ignoro y prosigo mi marcha, casi llego a mi casa y miro por el retrovisor para poder dar la vuelta y ahí esta! El auto sospechoso está atrás del mio, observo con cuidado si pretende rebasarme, cuando me percato de la presencia de una persona justo afuera de mi ventanilla, entre sus ropas puedo ver una enorme pistola y una placa de alguna corporación policíaca. Pretendo abrir mi puerta pero él lo impide y al mismo tiempo pregunta por mi nombre. Consiento y me pide que lentamente baje del auto y que los acompañe, me rehuso pero me informa que no es una invitación, sino una orden de presentación por un delito cometido. Delincuente Yo? de que me habla este hombre, de seguro me confunde con alguien más, le exijo que me informe más acerca del delito, o de quien se queja de mi.
Mi cuerpo se congela cuando escucho decir tu nombre. Sus palabras entran en mi mente como ácido sobre metal, no doy crédito a lo que escucho, bajo del auto y me encamino a su vehículo, el hombre me pide que le narre lo sucedido, doy mi versión pero ellos solo son los mensajeros, de nada sirven mis palabras.
Me conducen hasta unas oficinas, de reojo veo tras una puerta las celdas, el miedo se apodera de mi, sin embargo se que soy inocente de lo que me acusan.
Pasan las horas y por mi mente esta esa llamada telefónica que debo hacer, no a mi familia, sino a mi cita de esa noche, se quedará esperándome y ni siquiera sabrá porque no llegué. Me advierten los guardias que solo podré estar en ese lugar por 72 horas y que una vez que se cumplan y no se haya arreglado el asunto, tendrán que trasladarme a una penitenciaria y lo peor que puede ser por hasta 20años. Mi vida futura comenzó a proyectarse en mi mente, infinidad de aberraciones y horrores la abarrotaron en un instante.
Es hora de dormir y aunque sin sueño me encuentro, las luces de la celda se apagan y solo alcanza a entrar un tenue fulgor de las lamparas callejeras, que mudas atestiguan el paso de muchos otros como Yo tras esas paredes. Es impresionante como la cama de cemento no puede calentarse ni por un grado, está helada y el entumecimiento llega a mis huesos. El frió de la noche aunado a la soledad hacen más largo mi pesar, sigo pensando porque fuiste capaz de haber mentido sin recato alguno, ahora mi vida depende únicamente de tu capricho y de tu insanidad mental. Sigo también sorprendido porque fuiste capaz de algo así, nunca lo hubiera imaginado de Ti.
El ruido de las celdas adjuntas me despierta, es sábado y tengo la esperanza de que hoy se pueda solucionar todo, deseo verte, hablar contigo para arreglar las cosas, sin embargo mis anhelos pronto se hundirán en la mas fría de las aguas de la ignorancia. El tiempo se me escurre entre las manos y llega una noche más, mi angustia se ve crecida exponencialmente, no se que pasa en estos momentos por tu mente, pero sé que quieres hacerme daño, quieres acallar a los demonios que se arremolinan en tu mente y consciencia. No puedes dormir y yo tampoco, miro la pequeña ventana abarrotada y anhelo nuevamente pero ahora con muchas más ganas poder abrazar un árbol, no sé porque, pero el árbol en estos momentos representa la libertad, libertad que está muy cerca de escaparse de mi vida, caigo dormido cerca del amanecer.
El ruido de risas y algarabía me despierta, que pasa dentro de esta prisión? porque tanto barullo? Son un grupo de monjas que amablemente nos ofrecen el desayuno, deliciosos tamales con atole caliente, justo lo que necesito para compensar el frió que el cemento impregnó en mi cuerpo en esas horas de pseudo-sueño.
Por fin llega la hora de la visita y apresuradamente entra mi abogada mostrando una palidez en el rostro de inmediatamente me transmite preocupación, me comenta  que ha conseguido de una manera inusual que el Juez asista en domingo, pero solo estará en el juzgado hasta la 1pm. después de esa hora se ira a su casa a reunirse seguramente con su familia y yo en cambio estaré camino a un reclusorio donde ni siquiera imagino si lo podré soportar. La hora límite está fijada, solo falta que Tu decidas comparecer y aceptar la opción de reparación del daño, lo que implica que tendremos que casarnos, pero después de estos largos estadios en la penosa situación, no sé como reaccionarás. 
Se apresura un agente judicial a abrir mi celda y me informa que ha llegado la parte actora, o sea que ella ha llegado y ahora todo quedará en manos del juez y en que ella acepte que nos casemos.
Hay un careo frío sus papás la apoyan junto con un abogado y yo ahí solo con una abogada que apenas conozco pero en quien he depositado no solo mi confianza, sino también mi vida.
La ira, el enojo, la infelicidad y la amargura se arremolinan en tus palabras al manifestar que prefieres que me encarcelen a casarte, se agotan las posiblidades y el respaldo de sus padres en la decisión hace que el ambiente suba de temperatura, mi abogada toma la palabra y le comenta al juez que antes de esa falsa acusación hacia mi persona existía una relación fuerte, llena de amor y que por la razón que nos ocupaba ese día, jamás se había dado, siempre hubo consentimiento mutuo al hacer el amor, que pedía su intervención para evitar una injusticia, el Juez atinadamente pide que abandonan la sala los padres y los demás asistentes y solo deja a los involucrados y es ahí donde hace gala de su autoridad y de su sapiencia y convence a esa mujer de dar una oportunidad, a la vida, al amor, al hombre que dijo amar algún día.
Por fin, ella acepta y  se da la noticia a los padres de ella, la molestia asoma en sus rostros, se firman las actas y se dicta mi auto de libertad.  Al salir de ahí solo tengo ojos para ver a los árboles, desde entonces son sinónimo de libertad.

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