06 julio 2011

TODO ES CUESTION DE DINERO

Me cuesta trabajo creer que las cosas regularmente giren y funcionen en torno al dinero sobre todo aquellas que se supone nada tienen que ver con unidades monetarias, pero la que más me cuesta creer es aquella con la cual el sexo débil se torna aún más débil.
Permitan me ser un poco más especifico: Cuando vemos esas películas donde el caballero rescataba de los trabajos inmundos a su amada o de la opresión de la anciana madrastra que día tras día imprimía severas reprimendas a la doncella  por no haber tenido la suerte de otras damiselas del reino de conseguir a un apuesto galán, el cual tiene la vida resuelta financieramente hablando y que además sus facciones emulan a las deidades griegas. Entonces la melancolía rociaba su aroma sobre esa dama que sufriendo en anticipado se preguntaba el porque de su desgracia, había sido su suerte, su pobre entorno, su destino?
La audiencia comenzaba a dar sollozos y compartía para entonces el infortunio de aquella mujer, ¿Que le deparará el futuro? ¿Encontrará a su adinerado y agraciado amado algún día?
En la mayoría de los casos la respuesta es afirmativa, tarde o temprano llegaba el amado!
La gente regocijada y alegre por el final de la historia se regocija de que la vida justa y grata para los protagonistas haya sido nuevamente la constante.
La dama sucia, desarreglada, pobre, pero con una figura donde sus apetitosas curvas se pronuncian e insinúan debajo de los harapos y ávida de caricias y mimos envían mensajes subliminales al príncipe quien ansioso por tener junto a su amada no da importancia siquiera al olor que la recién rescatada despide. Nada importa, solo estar con ella importa!
Ahora cambiemos a los protagonistas en los roles de dichas películas y díganme cuantos hombres han sido rescatados del abuso de una esposa dominante, a la cual, solo le ha servido toda la vida?
Cuantos hombres han visto que eleven la mirada hacia una  mujer y sientan el desprecio implícito en las preguntas de ella, preguntas que parecieran inofensivas en una cita, preguntas como: ¿a que te dedicas? ¡Cuanto ganas?  ¿En que auto vienes?
Porque si ahora estas desempleado es peor que estar casado cuando se trata de entablar una relación amorosa? 
Es acaso un sofisma en el juego doloroso del amor o quizá la penosa conclusión de una etapa del hombre donde sin darse cuenta y de manera ingenua antes de mencionar su nombre arrojaba por delante el estatus que le daba un empleo?
Aquí me encuentro ahora, gano mucho menos que antes, siento por Ti más que lo que hubiera creído y la formula dejó de funcionar. Acabas de estrenar auto, alemán por cierto y creo que nada te puedo dar, nada de lo que se pueda contar o percibir con los sentidos, solo te puedo dar mi amor y la duda que alguien sin la cartera llena te puede hacer feliz.
Me pregunto "¿Y a los caballeros quien los rescata?






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